Biografía
Fue hijo del pintor José Domínguez Insausti, que se firmaba Bécquer por unos antepasados suyos llegados a Sevilla desde Flandes.
Nació en esta ciudad, quinto hermano de una familia de ocho varones y, siendo aún muy niño, quedó huérfano de padre y, poco después, también de madre. Fue recogido por su madrina, doña Manuela Monahay, una mujer muy culta. Después de tener que abandonar los estudios de náutica que había iniciado en Sevilla, se trasladó a Madrid. Allí colaboró en diversas revistas literarias y pasó muchas penurias económicas y de salud. Se enamoró de Julia Espín y Colbrandt, el gran amor de su vida, pero sin ser correspondido.
Se casó con Casta Esteban, con la que tuvo tres hijos, pero el matrimonio fracasó y se separaron, aunque se reconciliarían antes de la muerte del poeta. Bécquer consiguió algún trabajo estable, pero pronto fue cesado y continuaron sus muchos problemas. La muerte de su hermano Valeriano, con el que siempre estuvo muy unido, fue otro duro golpe para él. Murió prematuramente, rodeado de muy pocos, pero fieles amigos. Bécquer parece un hombre que hubiera nacido marcado por un destino adverso, bajo el signo de la carencia; por no tener, no tuvo ni tiempo de ver publicadas sus obras, ya que se editaron después de su muerte.
Las Rimas
1. Historia de las Rimas
Al morir Bécquer, no había publicado más que un pequeño número de rimas en la presa de la época. Al año de su muerte, 1871, sus amigos recopilaron y publicaron sus obras en dos tomos, prosa y verso, respectivamente. Ésta es la edición princeps o la primera que salvó del olvido la voz de Gustavo Adolfo Bécquer.
Los poemas incluidos en esta primera edición son, en general, los mismos que aparecen escritos de propia mano del poeta en un grueso cuaderno, tipo libro de actas. Este manuscrito autógrafo se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid. Sobre la cubierta de tela negra hay pegada una etiqueta en la que Bécquer escribió: Libro de los Gorriones. Gustavo Adolfo D. Bécquer. Junio de 1868.
En este libro, además de otros trabajos literarios, reconstruyó las Rimas que había entregado en otro manuscrito a su amigo y protector el ministro González Bravo, para su publicación. Este primer manuscrito había desaparecido al asaltar las turbas la casa del ministro cuando cayó su gobierno. En la edición de los amigos del poeta, éstos alteraron por completo el orden en que aparecen las Rimas en el Libro de los Gorriones y las numeraron en romanos, que es la disposición y numeración que se ha hecho tradicional.
2. Características Poéticas
Las Rimas de Bécquer son - las fijadas hasta hoy, ochenta y siete -, en su mayoría, breves poemas de una, dos o tres estrofas, en los que predominan los de cuatro versos, endecasílabos y heptasílabos combinados, en asonancia alternante en los pares y de "pie quebrado". La característica más destacada en cuanto a la métrica es que tienen un carácter indiscutible de poesía culta, pero siguen los cauces de las formas líricas tradicionales en cuanto a rima y brevedad.
Bécquer había distinguido dos tipos de poesía en su época:
- Hay una poesía magnífica y sonora; una poesía hija de la meditación y del arte, que se engalana con todas las pompas de la lengua, que se mueve con una cadenciosa majestad, habla a la imaginación, completa sus cuadros y la conduce a su antojo por un sendero desconocido, seduciéndola con su armonía y su hermosura.
- Hay otra natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye, y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía. (Esta última es la poesía de Bécquer)
Lo primero que destaca en el lenguaje de las Rimas es su escasez de adjetivos. También fue parco en el uso de metáforas y otros tropos. No hay oscuridad en su poesía. Sí utiliza, en cambio, con frecuencia la anáfora y, en general, muy ricas y diversas estructuras paralelísticas, tanto sintácticas como semánticas. También aparece con frecuencia el hipérbaton. Bécquer huye de la poesía narrativa y retórica tan frecuente en su tiempo. No hay narración en las Rimas, aunque sí descripción. Lo que constituye el centro lírico de sus poemas es su sentimiento; lo demás es lo circunstancialmente mínimo para que se comprenda la expresión de su sentir. El secreto de la profunda impresión que ha causado la poesía de Bécquer es ese saber decir, íntimo y confidencial, sin retóricas huecas ni pretensiones de brillantez, intentando expresar su sentir clara y exactamente, con los mínimos elementos necesarios.
Siguiendo el orden de las Rimas, tal como lo establecieron sus amigos en la primera edición, se han establecido cuatro series temáticas sucesivas y fundamentales: Primera serie: rimas I-XI, tema dominante, la poesía misma. Segunda serie: rimas XII-XXIX. El tema del amor. Tercera serie: rimas XXX.LI, el tema del desengaño. Rimas LII.LXXVI. domina un sentimiento de dolor insondable, de angustia desesperanzada y solitaria, y da hastío.
Se ha dicho que las Rimas son la historia de un amor desgraciado. En efecto, los temas dominantes son la búsqueda del tú amoroso y la confrontación y el antagonismo entre el tú de la amada y el yo del poeta. Como aspectos parciales, el tú de la amada se concreta en poemas en los que se canta su belleza, dormida o despierta, aunque también en otros, la mujer fatal, engañadora, cínica o estúpida. El yo del poeta se concreta en poemas en los que aparece ilusionado y enamorado o dolorido, hastiado y decepcionado.
3. Importancia en palabras de Vicente Gaos
Bécquer es uno de los grandes, auténticos poetas de nuestra historia literaria y como tal no puede dejar de estar vigente hoy día. [...] La poesía española del siglo XX tiene su punto de partida en el autor de las Rimas. [...] Bécquer se hace patente, y su huella es profunda, en los autores del 27, como antes en Unamuno, Machado y Juan Ramón Jiménez. [...] El significado de su vigencia es más amplio e importante. La sensibilidad que inaugura Bécquer, en su forma expresiva, no ha caducado. Existe un vínculo vivo que sigue religando lo lírica de hoy a la de Gustavo Adolfo. [...] Su vigencia es la de un poético escalofrío, la de una temperatura, la de una atmósfera que todavía estremece, enciende y envuelve la poesía española, pasados cien años desde la muerte de Bécquer.